3/30/2016

El amar de los amares



Cantó el rey Salomón a la más mujer de sus mujeres. Cantó a su cuerpo y a

la puerta de su cuerpo y al verdor del lecho compartido.

El «Cantar de los cantares» no se parece ni un poquito a los demás libros de

la Biblia de Jerusalén. ¿Por qué está ahí?

Según los rabinos, es una alegoría del amor de Dios por Israel. Según los

curas, un jubiloso homenaje a la boda de Cristo con la Iglesia. Pero ningún

verso menciona a Dios, y mucho menos a Cristo ni a la Iglesia, que nacieron

mucho después de que el «Cantar» fuera cantado.

Más bien parece que este encuentro entre un rey judío y una mujer negra

fue una celebración de la pasión humana y de la diversidad de nuestros colores.

Mejores que el vino son los besos de tu boca, cantaba esa mujer.

Y según la versión que llegó a nuestros días, ella cantaba también:

Negra soy, pero bella,

y se disculpaba atribuyendo su color a su trabajo, a pleno sol, en los

viñedos.

Sin embargo, según otras versiones, el pero fue agregado. Ella cantaba:

Negra soy, y bella.

(Eduardo Galeano  extracto de su libro: "Espejos... una mirada casi universal")
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